VISTAS GOURMET
Por Elena Fernández 17/08/2018
La gastronomía es una experiencia que no solo se disfruta con el sentido del gusto. Y menos en verano: lo que más apetece es estar en una terraza que merezca la pena y aquí os vamos a mostrar un pequeño recorrido por la costa este española (y alguna escapadita a las Baleares y al interior) con sitios espectaculares que no os podéis perder, para que os deleitéis también con los ojos:
Comenzando por el norte y para no perderlo empezamos con Far Nomo, en el faro de San Sebastián (Llafranc). En la Costa Brava encontramos este japonés con platos fusionados como el ‘hotate to foie no teriyaki’, una vieira a la plancha con foie. Pero el plato fuerte son las vistas que tiene al océano. Si vas, reserva con antelación una de estas mesas y aunque haga un poco de viento merece del todo la pena.
Bajando hasta el pueblo de Almenara, la segunda opción que os proponemos es el chiringuito El Chipirón. En primera línea de una playa que parece el Caribe, este chiringuito, que solo abre los meses de verano, ofrece sobretodo pescado fresco del día (ventresca, almejas, chipirón…) así como unas croquetas de jamón caseras que son la especialidad de la casa. Solo reservan a mediodía, por la noche toca hacer cola ya que es el más demandando de la zona. Y no te olvides del flan de queso.
En Valencia han reinventado un clásico. Torreta Patacona lo manejan ahora los García Chacón y en la cocina está capitaneando Quique Barella y su apuesta está clara: no se limitan solo a buenos (¡buenísimos!) arroces tanto melosos como secos sino que dan un valor importante a todos los productos de la gastronomía valenciana. Allí te explican y te aconsejan cada plato en las diferentes alturas que tienen vistas al mar. Y si quieres una comida para recordar, puedes ir al tercer piso y disfrutar de un menú y un espacio exclusivo para ti.

Far Nomo

Torreta Patacona
Llegando a la Costa Blanca, y concretamente a Benitachell, llegamos a Antiquary. Tono, el jefe de cocina y dueño del restaurante apuesta por mezclar especialidades valencianas con especialidades italianas. Y no sabrás qué elegir, aunque las italianas de este sitio son para probar y repetir. Además, desde el salón interior (aunque también tiene terraza y acaban de abrir una parte de hotel para alojarse) se ve el Montgó, el famoso parque natural de la Marina Alta. No te lo puedes perder.

Can Salinas
Para no abandonar la costa que tanto nos gusta vamos a continuar pero al otro lado del Mediterráneo: hola Ibiza. La Pitiusa se llena en los meses más cálidos y queremos proponerte dos rincones a los que ir si te encuentras allí que no son los típicos y masificados: por un lado, en Can Salinas te espera la mejor ‘fideuá’ de Ibiza. Este restaurante es una casa típica ibicenca con huerto y unas vistas de campo increíbles. Además, también podrás degustar pescado fresco y otros tipos de arroces en un entorno único.

Tia Juana
No podía faltar algo del sur y su arte… En Zahara de los Atunes, Tia Juana es una terraza al lado del mar y de una calle típica de este pueblo pesquero y ambientado en el color blanco. Otra vez nos encontramos con platos que mezclan culturas y donde el queso artesanal de Mora o las hamburguesas de retinto (carne típica gaditana) son un placer. Lleno de luces y con un equipo maravilloso; si tenéis dudas preguntadle a Pau, os atenderá encantado y con toda la ilusión del mundo.

La Torre del Visco
Por otro lado, te proponemos Can Tixedo Art Café, en Sant Antoni. Aquí las vistas se encuentran dentro del local, ya que las mesas están en la terraza y dentro siempre hay exposiciones de cuadros muy interesantes. Te enseñarán un tablero gigante donde tienen las tapas y no puedes dejar de probar la ‘moussaka’ y la sangría de cava y frutas frescas. ¡Un sitio diferente para los amantes del arte!
Por último, os recomendamos un lugar donde se para el tiempo y apartado de la multitudinaria conglomeración en verano: La Torre del Visco, en la provincia de Matarraña, es un hotel con denominación ‘relaischateaux’ con su propio huerto ecológico. Se tarda 5 kilómetros en llegar bordeando la montaña en la que se encuentra: en la cima un menú degustación cerrado con varios entrantes y un principal a elegir como el cochinillo cocinado a baja temperatura. Además, antes de sentarte su equipo te enseñará la bodega, la cocina (abierta y preparada para que el público observe) y las instalaciones del hotel. Un lugar donde ir y no querer moverse en toda la estancia.
¡Que comience la ruta!